Por M.D.F. César Palencia Bermúdez
“Cuando la política entra por la puerta del despacho de un Juez,
la Justicia salta por la ventana”
Le saludo con afecto en este espacio “Punto y Seguido”, hoy con un importante tema, relación existente entre la “Política y Derecho”.
Antes de iniciar con estas líneas, es importante incluir los conceptos de ambos vocablos:
El Derecho es referido de manera amplia, como el “conjunto de normas que regula la conducta externa del hombre”; la Política igualmente en su concepto general “es el arte de saber bien gobernar, con el dictado de normas para fines de construcción social o promoción de los intereses de una comunidad”; asimismo y en relación a lo expuesto, el Derecho regula y estructura los órganos del poder Estado; la Política en cambio y afín a ello, contribuye al desarrollo del Derecho, no únicamente a partir de la toma del poder político, sino también en el proceso de la toma del poder.
Las relaciones entre los ámbitos respectivos del Derecho y la Política no son fáciles de trazar; basta observar como prueba de ello, la rapidez con que, ante una situación conflictiva particular se instauran rápidamente en la opinión pública dos tesis contrapuestas: la de que las normas deben aplicarse incluso contra la voluntad de los actores políticos, o la de que en ciertos casos las normas deben ceder ante la política.
Debe entenderse que la Política y el Derecho son dos esferas autónomas de acción social humana, que responden a principios y que deben mantener su separación cuidadosa en una democracia constitucional, sin inmiscuirse indebidamente; es decir, que están ordenadas entre sí de manera que es el orden jurídico el que establece el suelo mínimo de la Política, y que por ello ésta sólo puede entrar a jugar allí donde el Derecho se lo permite, y no al revés.
La Política no puede actuar sino a partir de la existencia y respeto a ese núcleo intangible de la norma, cuya vigilancia está atribuida precisamente a la jurisdicción constitucional, pues tanto en el Derecho como en la Política se trata divididamente de lo mismo como líneas paralelas hacia un mismo sentido, la de regular o dirigir armónicamente la conducta social hacia determinados fines.
En mi utopía de ambos preceptos, destacaría que el Derecho debe generar y ofrecer al sistema de la Política, procedimientos y programas jurídicamente regulados, posibilitando los procesos en la toma de decisión. Por su parte, el la Política debe evitar que el Derecho sea apropiado por intereses particulares que amenacen su diferenciación; y así bajo esta fantasía expuesta y ante una sociedad democrática, el Derecho incumbe ser el producto de acuerdos políticos y la Política concierne ser regida por la normatividad del Derecho, pero para eso es necesario un valor fundamental que debe regir tanto entre políticos, juristas y en la ciudadanía en general.
Que la Política se convierta en voluntad mayoritaria de ideas, que se rijan ante instituciones del Derecho.
Nos leemos pronto.
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