Fue construida en 1855 como residencia para los ingenieros y supervisores de una compañía fundidora del Reino Unido, sin embargo fue su tercer dueño, Juan Nepomuceno Flores, el que la transformó en un palacio. Este poderoso terrateniente tenía 99 haciendas por todo México, y en los portales de todas ellas hacía colocar la frase “Dios de bondad protégenos”.
La Ex Hacienda La Ferrería y el Parque Fundidora fueron construidos para la recepción del mineral y su fundición para la producción del hierro. Representación indudablemente uno de los mayores símbolos de los inicios y esplendor de la minería en nuestro país. El Parque de Fundidora se contempla como la reliquia que muestra vestigios de una época. Es indispensable saber que se trata ni más ni menos que del segundo horno más antiguo de Latinoamérica y su actividad fue primordial para la extracción del hierro del Cerro de Mercado, allá en 1828. Sentarse a saborear sus detalles es simplemente vivificante.
La Ex Hacienda La Ferrería de las Flores, a corta distancia al sur de la ciudad de Durango, es uno de esos espacios que echan a volar la imaginación casi involuntariamente; se puede sentir toda la esencia de la época, andar por amplísimo jardines y escuchar el correr del agua del río Tunal.
Una sobria edificación del siglo XlX impecablemente restaurada y añadida con innovadores accesorios para utilizar sus espacios en eventos con tecnología de vanguardia. Está ataviada con muebles antiguos, cuadros y piezas artísticas que dan un toque ambiental espectacular al lugar.
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