“Empatía es ser capaz de sumergirse en el mundo
emocional del otro sin ahogarse en él”
Rafael Vídac
La inteligencia emocional ha sido un tema central en los estudios de la Psicología, sin embargo, al tratarse de algo relacionado a todos los individuos, la abogacía no está exenta de ella, es por eso que en esta edición de la sección Tips Juristas compartimos con ustedes el artículo ¿Es necesaria la inteligencia emocional para ejercer la abogacía?, en donde tratamos la inteligencia emocional desde el punto de vista jurídico.
Daniel Goleman define la inteligencia emocional como un conjunto de habilidades que nos permite, entre otras cosas, tomar las riendas de nuestros impulsos emocionales, comprender los sentimientos más profundos de nuestros semejantes y manejar amablemente nuestras relaciones.
Este mismo autor establece que la inteligencia emocional se compone de cinco elementos:
Autoconocimiento emocional (o autoconciencia emocional).
Autocontrol emocional (o autorregulación).
Automotivación.
Reconocimiento de emociones en los demás (o empatía).
Relaciones interpersonales (o habilidades sociales).
Para todo abogado es fundamental saber manejar y desarrollar correctamente estos puntos, pues nuestra profesión se basa en escuchar, comprender, y solucionar. Propiamente dicho, la abogacía consiste en escuchar los problemas legales de otras personas y buscar la solución más viable para éstos, sin embargo, es importante tener en cuenta que estos conflictos tienen, generalmente, dos vertientes: perder o ganar.
Precisamente en esto último es en donde debe aplicarse la inteligencia emocional, pues para poder brindar nuestra asesoría a una persona, es necesario que antes conozcamos nuestras emociones, de lo contrario, cualquier asunto puede causar inestabilidad emocional y desencadenar problemas que con el paso del tiempo causen estragos en nuestra salud.
Otro punto importante sobre el que versa la relación entre la inteligencia emocional y el derecho, es la empatía; ésta es un elemento característico que todo abogado debe poseer, pues para poder comprender la situación que aqueja a las personas que acuden en busca de nuestra ayuda, es necesario, como coloquialmente se dice, ponernos en sus zapatos. Así, entendemos el contexto en el que el cliente se encuentra y nos resulta más sencillo buscar una solución factible que se ajuste a sus necesidades sin perjudicar tampoco a la contraparte.
Son muchas las situaciones que se prestan para ejemplificar el empleo de la inteligencia emocional en los abogados, sin embargo, está en cada uno de ellos desarrollarla, pues además de beneficiarlos en el área laboral, será de gran ayuda a nivel personal.
Juristas, esperamos este artículo sea de su agrado y contribuya a la formación profesional de todos los abogados y estudiantes de derecho que siguen nuestra página. Agradecemos sus comentarios y sugerencias para crecer y mejorar dentro de la comunidad de Estilo Jurista.
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